martes, 6 de septiembre de 2016

Las Creencias Disfuncionales

En la actualidad existen diferentes formas para abordar la cantidad de situaciones que los terapeutas manejamos en nuestras consultas. Una de ellas, es enfocarnos en tratar de que nuestros pacientes relacionen lo que les produce malestar, con la forma como lo ven o lo interpretan. De esta manera, entre la “situación percibida como desagradable” y “las respuestas” que se dan ante ella, median “interpretaciones, significados, imágenes, percepciones y pensamientos” dirigidos a uno mismo, a partir de las cuales se hacen inferencias, presunciones y hasta se sacan conclusiones acerca de por qué están pasando por una situación determinada.

Todos tenemos una parte de nosotros que funciona muy bien. Pero tenemos otra, que a lo largo de los años ha estado bajo la influencia de creencias que se manifiestan a través de pensamientos que aparecen espontáneamente asociados a emociones específicas, que nos son muy cómodos y familiares y se llegan a convertir en fuerzas poderosas y hasta destructivas, que se van a oponer a cualquier esfuerzo consciente para cambiarlas.

Estos pensamientos, son el nivel más superficial del mundo interior de una persona y  lo constituyen los pensamientos automáticos. Los mismos no son el resultado de una reflexión, sino que aparecen  espontáneamente de forma verbal o como imágenes. Es algo así como “lo primero que llega a tu mente” a cerca de una situación a la que te estás enfrentando. Se pueden aprender a reconocer por medio de las emociones, de signos fisiológicos, o de la respuesta que producen. Por ej.: mi mamá o mi esposa, mi papá o mi esposo: me llaman la atención por todo… siempre están controlándome… esto me enoja, me da rabia. Entonces golpeo la puerta de la casa, lloro, y pienso… “soy un débil que se deja gobernar por su mamá, o por su esposa…”, “no me respetan”, a mi nadie me respeta”…

Luego, viene un nivel más profundo, las creencias, las cuales son “verdades” muy conectadas a nuestros patrones de crianza y experiencias infantiles, transmitidas y aceptadas sin el menor cuestionamiento. De adultos, se convierten en los esquemas que le dan forma a nuestros pensamientos y a las consecuencias emocionales que de ellos se derivan.

Los autores del libro Reinventa Tu Vida, las definen como “Creencias Nucleares”, las cuales son patrones o temas que  se establecen en la infancia y se convierten en una barrera para el logro de nuestros objetivos. Esto así, porque continuamos utilizándolos de adultos, cuando ya no nos sirven, volviéndose muy obstaculizantes y “el lente” a través del cual vemos e interpretamos nuestra vida y el mundo que nos rodea.

De esta manera, “si nos preocupamos, estamos exagerando? catastrofizando, o personalizando?”… Tienen una base lógica estos pensamientos? Hay otras maneras de enfocar la situación? Hemos puesto a prueba esos pensamientos negativos? Cuál es la creencia que sostiene estos pensamientos? El fracaso? La vulnerabilidad? El abandono? La privación emocional?

¿Cómo podemos producir un cambio?

El cambio implica la necesidad de crear una nueva visión personal, es decir, descubrir quiénes somos y qué deseamos de la vida.
Tener este objetivo antes de iniciar un proceso de cambio es muy importante, ya que la idea es que podamos ir más allá de la simple superación de estas creencias y descubrir esas inclinaciones naturales que nos hacen sentir realizados como persona, para poder desarrollar la capacidad de involucrarnos en actividades o en relaciones que nos satisfagan.

Muchos llegamos a la madurez de nuestras vidas sintiéndonos decepcionados o desilusionados, lo que significa que nunca hemos podido tener objetivos claros, nunca hemos concebido un proyecto de vida, ni un plan definido que nos guíe y nos vaya marcando el camino hacia aquello que queremos lograr.

La mayoría de nosotros, sólo buscamos aquellas experiencias que nos gratifiquen, de ahí, que para lograr cualquier proceso de cambio deberemos entrar en contacto con los pensamientos y creencias que nos provocan recuerdos dolorosos, que nos hacen sentir tristeza, ira o ansiedad, culpa y vergüenza. De igual manera, aquellas que nos recuerdan situaciones que hemos evitado la mayor parte de nuestras vidas porque nos dan miedo, nos han hecho sentir fracasados, rechazados o humillados. Solo así evitaremos seguir repitiendo patrones de pensamiento que nos hicieron daño y podremos madurar como personas.

Para trabajar este cambio o la modificación del patrón con el que nos enfrentamos a esos acontecimientos de nuestra vida y que nos impiden conectar con nuestros objetivos y metas, existen varias propuestas que hemos dividido en pasos que te ayudarán a poner a prueba estas creencias y a iniciar un plan de trabajo que te ayude a avanzar a un nivel de mayor bienestar y a cambiar. El mismo, será desarrollado en el Taller de Crecimiento Personal “Descúbrete y Cambia”, el próximo 20 de Septiembre del 2016.

Lic. Ligia Valenzuela, M.A.
Psicóloga Clínica-Terapeuta Familiar
Diplomado en Violencia Intrafamiliar
#LigiaCambio  #BienestarFamiliar


Nuestro comportamiento ante las situaciones de la vida está movido
por nuestros pensamientos y creencias... ¡Identifícalos!
Ven al Taller de Crecimiento
DESCÚBRETE y CAMBIA
Martes, 20 de septiembre 2016 • 7:00 p.m.
¡INSCRÍBETE!: (809) 707-2775
(sólo por Whatsapp).

jueves, 21 de julio de 2016

El Padre y su papel en la vida familiar.


A lo largo de estos últimos dos siglos, el papel del padre en la dinámica familiar ha variado desde “el padre distante” que sólo provee del sustento a la familia, “al padre implicado y cercano” que juega con sus hijos, cambia pañales, va al Pediatra y acompaña a la madre y colabora con ella en las tareas maternales, lo que ha influenciado la adecuada integración de la familia y el sano desarrollo social y emocional de los hijos.

Estudios basados en encuestas, realizados en los Estados Unidos y en España, destacaron, que mientras “Ser Madre” estaba determinado por condicionantes biológicas, “Ser Padre” era una construcción cultural influida por el modo de pensar de una sociedad en un momento determinado, por lo que, “cuidar de los hijos” será una tarea exclusiva de las madres, como su “trabajo sagrado” para el cual solo ellas están preparadas.

Esta concepción permaneció hasta mediados del siglo XX, cuando el movimiento feminista, cuestiona el hecho de que sólo la madre fuera la única responsable del cuidado de la familia. Más adelante, los cambios sociales que se fueron sucediendo, trajeron un aumento en el empleo de la mujer en una amplia gama de puestos de trabajo y en consecuencia, un nuevo ordenamiento en la repartición de las labores y las responsabilidades dentro del hogar.

En la actualidad, aunque existen pocos estudios centrados en la importancia que los padres le dan a la paternidad, se ha encontrado que los padres que viven con sus hijos, observaban un comportamiento social, familiar y laboral diferente a los que no tenían hijos o no vivían con ellos. Y en cuanto a los niveles de implicación, los más implicados eran los que vivían con sus hijos, en comparación con aquellos que no vivían con ellos por estar separados de sus madres, tras un divorcio.
          
En este sentido, la implicación del padre se ve muy afectada, no solo por la consecuencia en sí de la separación misma, sino porque impacta la calidad y la cantidad de las relaciones padres-hijos/hijas, esto es, produce un descenso en la cantidad de tiempo que los niños pasan con su padre, ya que regularmente es el cónyuge que tras el divorcio, no vive con ellos. Y en cuanto a la calidad, el tiempo compartido suele ser puramente recreativo, no está relacionado con el manejo de las reglas ni de la disciplina, ni de la ayuda en las tareas escolares, por sólo citar algunos ejemplos.

Ser un Padre implicado, presente y comprometido será entonces el gran reto del hombre de hoy. Dentro de la relación matrimonial o fuera de ella, tendrá que enfrentar un mundo competitivo que le demanda extendidas jornadas de trabajo y por otro lado, poner en marcha estrategias que lo puedan ayudar a compensar de manera efectiva el tiempo en el que está ausente.

Algunas sugerencias…

• Use la tecnología (celular, redes sociales, internet) para comunicarles mensajes de cariño y afecto a sus hijos durante el día.

• Cuando sea posible, comparte sus diversiones, interésate por sus cosas, sus gustos y pasatiempos.

• Corrígelos, pero también abrázalos, bésalos, préstales atención, diles palabras que los animen.

• Ofréceles tu apoyo material para sustentar sus necesidades, pero también, mantente cerca de ellos para que participes en las decisiones relativas a su crianza.

• No los maltrates ni los humilles. Recuerda que las críticas, el rechazo y el desprecio, sólo alejan a tus hijos de ti, creando un clima emocional frío, distante y tenso en la familia.

Lic. Ligia Valenzuela, M.A.
Psicóloga Clínica-Terapeuta Familiar
Diplomado en Violencia Intrafamiliar


#LigiaCambio  #BienestarFamiliar  #serpadre #papa #diadelospadres #padre

domingo, 29 de mayo de 2016

MAYO: Mes de Las Madres

El mes de Mayo, es uno de los meses más hermosos del año: De los árboles florales brotan hermosas flores que exhiben con elegancia y orgullo. La iglesia celebra con gran devoción el mes de la Virgen María, aquella mujer que Jesús nos regaló cuando desfallecía colgado en una cruz y cuya vida exalta la sencillez, el silencio prudente y misericordioso, la tolerancia y la amabilidad. Y las sociedades occidentales celebran el Día de Las Madres, aunque en días diferentes.

“El Día de las Madres es todos los días”, resaltan muchos, y es cierto. Porque la mujer, todos los días, se mueve entre el espacio privado del hogar, envuelta en una cotidianidad consustancial a su esencia y la cual tendrá que aceptar y que si su presupuesto familiar se lo permite, podrá delegarla en otra que las va a realizar como su forma de trabajo. Y, entre el espacio público en el que desempeña su vida laboral, en la cual tendrá que realizar sus tareas con gran destreza, rapidez y perfección, “como si fuera un hombre”. En adición, y como si fuera poco, su naturaleza biológica la preparó para la maternidad, y unida a nuestro Dios, es co-creadora de la humanidad, porque su sí a la vida ha permitido la continuidad de la especie humana.

Entonces, por qué no aceptar, coger un día para exaltar sus cualidades más sobresalientes, sus fortalezas y virtudes, y por que no, sus intervenciones reiterativas y hasta fastidiosas, a veces. O, comprarle algún obsequio que ella haya sugerido o con el que se le pueda sorprender, si el presupuesto familiar lo permite, aunque ello lucre a toda una actividad comercial que se ha desarrollado en torno a esta celebración. O afanarla más que otros días. O, si ya ha partido a la presencia del Señor, recordar su vida, sus enseñanzas, y sus valiosos y oportunos consejos.
                                           
¡¡¡Feliz Día de Las Madres!!!

Lic. Ligia Valenzuela, M.A.
Psicóloga Clínica-Terapeuta Familiar
Diplomado en Violencia Intrafamiliar
#LigiaCambio  #BienestarFamiliar


“El Día de las Madres es todos los días” y es cierto, 
pero ¿por qué no aceptar, coger un día para exaltar sus cualidades 
más sobresalientes, sus fortalezas y virtudes? ¡Feliz Día de Las Madres!
#LigiaCambio



jueves, 14 de enero de 2016

El Crecimiento Personal

Uno  de  los  desafíos  más  importantes  en  la  vida  de  una  persona,  es establecer metas, mantenerlas, tomar acción y saber cómo lograrlas.
Decidir qué queremos y establecer un plan concreto para lograrlo, así como encontrar la forma para mantenerse conectado a ese plan, requiere de herramientas. Para entonces poder establecer metas y objetivos que de una manera efectiva, nos ayuden a lograr la vida que queremos.
Las cosas no ocurren siempre como lo hemos planeado, se presentan obstáculos que van a requerir de nosotros un esfuerzo adicional: circunstancias adversas, situaciones económicas difíciles, situaciones de salud, opiniones desalentadoras de las personas más cercanas a nosotros,  impiden que podamos tomar el camino para poder alcanzarlas.
El logro de estas propuestas también se ven amenazados por pensamientos que nos impiden seguir adelante. Estamos hablando de un patrón de pensamiento que se inicia en la infancia y se va reafirmando en la medida que nos hacemos adultos, convirtiéndose en presunciones o creencias que van a determinar cómo interpretamos los acontecimientos de nuestra vida y cómo nos sentimos con respecto a ellos.
Estos pensamientos “son nuestros temas”, son esos prejuicios, expectativas y creencias, que damos por ciertas y que nos acompañan, creando una especie de “mapa” no real, con el que interpretamos todas las situaciones y el cual  sólo será “nuestra  visión” a cerca de esos acontecimientos y nada más…
¿Cómo rompemos el efecto de esos pensamientos? ¿Cuáles son esas creencias que nos atrapan y no nos dejan avanzar?  ¿Cómo reconstruyo ese sistema de creencias de un modo tal que pueda avanzar hacia el logro de mis metas? ¿Cómo identificar y fortalecer aquellas que sí me pueden conducir a tener la vida que quiero?  
Nuestro desarrollo personal es nuestra responsabilidad. Nunca es tarde para crear una vida satisfactoria. Y una vida satisfactoria, es aquella que está “llena de circunstancias”, pero al desarrollar la capacidad de separar esas circunstancias de quiénes somos, establezco una relación diferente con las mismas, porque nos permitimos aceptar “que las mismas pueden ser diferentes a como entiendo que son”.  Y con ello, nos abrimos a la posibilidad de nuevas formas de pensamiento y de nuevas ideas que nos van a permitir ver “otros aspectos” que no estábamos contemplando.
“El significado que le damos a nuestras circunstancias”, es opcional. Como es opcional,  engancharnos, tomarnos las cosas tan en serio o tan personales, o creernos que son como pensamos.
Pero también es opcional, darnos el permiso para ver las cosas de otra manera, para soltar, “para desengancharnos”, para No tomarnos las cosas tan en serio, para volvernos a armonizar con la vida, para ampliar nuestro nivel de entendimiento, para crear la posibilidad de tener una vida más plena, más relajada y en consecuencia, con mayor bienestar.

“No porque algo yo lo piense tiene que ser válido”. La vida es para explorarla, para vivirla, “no para definirla cómo debería ser”. Se trata de darnos el permiso de re-inventarnos y así lograr una experiencia de vida más satisfactoria.

Lic. Ligia Valenzuela, M. A.
Psicóloga Clínica-Terapeuta Familiar
Diplomado en Violencia Intrafamiliar


"Uno  de  los  desafíos  más  importantes  en  la  vida  de  una  persona,  
es establecer metas, mantenerlas, tomar acción y saber cómo lograrlas". 
#LigiaCambio #CrecimentoPersonal