En la actualidad existen diferentes formas para abordar la cantidad de situaciones que los terapeutas manejamos en nuestras consultas. Una de ellas, es enfocarnos en tratar de que nuestros pacientes relacionen lo que les produce malestar, con la forma como lo ven o lo interpretan. De esta manera, entre la “situación percibida como desagradable” y “las respuestas” que se dan ante ella, median “interpretaciones, significados, imágenes, percepciones y pensamientos” dirigidos a uno mismo, a partir de las cuales se hacen inferencias, presunciones y hasta se sacan conclusiones acerca de por qué están pasando por una situación determinada.
Todos tenemos una parte de nosotros que funciona muy bien. Pero tenemos otra, que a lo largo de los años ha estado bajo la influencia de creencias que se manifiestan a través de pensamientos que aparecen espontáneamente asociados a emociones específicas, que nos son muy cómodos y familiares y se llegan a convertir en fuerzas poderosas y hasta destructivas, que se van a oponer a cualquier esfuerzo consciente para cambiarlas.
Estos pensamientos, son el nivel más superficial del mundo interior de una persona y lo constituyen los pensamientos automáticos. Los mismos no son el resultado de una reflexión, sino que aparecen espontáneamente de forma verbal o como imágenes. Es algo así como “lo primero que llega a tu mente” a cerca de una situación a la que te estás enfrentando. Se pueden aprender a reconocer por medio de las emociones, de signos fisiológicos, o de la respuesta que producen. Por ej.: mi mamá o mi esposa, mi papá o mi esposo: me llaman la atención por todo… siempre están controlándome… esto me enoja, me da rabia. Entonces golpeo la puerta de la casa, lloro, y pienso… “soy un débil que se deja gobernar por su mamá, o por su esposa…”, “no me respetan”, a mi nadie me respeta”…
Luego, viene un nivel más profundo, las creencias, las cuales son “verdades” muy conectadas a nuestros patrones de crianza y experiencias infantiles, transmitidas y aceptadas sin el menor cuestionamiento. De adultos, se convierten en los esquemas que le dan forma a nuestros pensamientos y a las consecuencias emocionales que de ellos se derivan.
Los autores del libro Reinventa Tu Vida, las definen como “Creencias Nucleares”, las cuales son patrones o temas que se establecen en la infancia y se convierten en una barrera para el logro de nuestros objetivos. Esto así, porque continuamos utilizándolos de adultos, cuando ya no nos sirven, volviéndose muy obstaculizantes y “el lente” a través del cual vemos e interpretamos nuestra vida y el mundo que nos rodea.
De esta manera, “si nos preocupamos, estamos exagerando? catastrofizando, o personalizando?”… Tienen una base lógica estos pensamientos? Hay otras maneras de enfocar la situación? Hemos puesto a prueba esos pensamientos negativos? Cuál es la creencia que sostiene estos pensamientos? El fracaso? La vulnerabilidad? El abandono? La privación emocional?
¿Cómo podemos producir un cambio?
El cambio implica la necesidad de crear una nueva visión personal, es decir, descubrir quiénes somos y qué deseamos de la vida.
Tener este objetivo antes de iniciar un proceso de cambio es muy importante, ya que la idea es que podamos ir más allá de la simple superación de estas creencias y descubrir esas inclinaciones naturales que nos hacen sentir realizados como persona, para poder desarrollar la capacidad de involucrarnos en actividades o en relaciones que nos satisfagan.
Muchos llegamos a la madurez de nuestras vidas sintiéndonos decepcionados o desilusionados, lo que significa que nunca hemos podido tener objetivos claros, nunca hemos concebido un proyecto de vida, ni un plan definido que nos guíe y nos vaya marcando el camino hacia aquello que queremos lograr.
La mayoría de nosotros, sólo buscamos aquellas experiencias que nos gratifiquen, de ahí, que para lograr cualquier proceso de cambio deberemos entrar en contacto con los pensamientos y creencias que nos provocan recuerdos dolorosos, que nos hacen sentir tristeza, ira o ansiedad, culpa y vergüenza. De igual manera, aquellas que nos recuerdan situaciones que hemos evitado la mayor parte de nuestras vidas porque nos dan miedo, nos han hecho sentir fracasados, rechazados o humillados. Solo así evitaremos seguir repitiendo patrones de pensamiento que nos hicieron daño y podremos madurar como personas.
Para trabajar este cambio o la modificación del patrón con el que nos enfrentamos a esos acontecimientos de nuestra vida y que nos impiden conectar con nuestros objetivos y metas, existen varias propuestas que hemos dividido en pasos que te ayudarán a poner a prueba estas creencias y a iniciar un plan de trabajo que te ayude a avanzar a un nivel de mayor bienestar y a cambiar. El mismo, será desarrollado en el Taller de Crecimiento Personal “Descúbrete y Cambia”, el próximo 20 de Septiembre del 2016.
Lic. Ligia Valenzuela, M.A.
Psicóloga Clínica-Terapeuta Familiar
Diplomado en Violencia Intrafamiliar
No hay comentarios.:
Publicar un comentario