martes, 24 de febrero de 2015

Cuando el placer de comer se convierte en un trastorno.

Cuesta entender la estrecha relación que existe entre el comer, los estados de ánimo y la autoestima.
Y lo cierto es que se ha encontrado una relación importante entre los estados de ánimo que se originan a partir de la forma como nos enfrentamos a las circunstancias de la vida, la valoración de la propia imagen corporal y la forma como actuamos frente a la comida.
Al nacer, la comida se convierte en el vínculo de apego más importante entre la madre y el recién nacido, de ahí la gran importancia que se le ha dado a la lactancia materna. Recordar “la comida de mamá” es uno de los actos que traen más recuerdos agradables, si se vivió una  infancia sana y nutridora.
En la actualidad, además de llenar una necesidad biológica, es decir, obtener una alimentación adecuada, el comer es un acto social que permite fortalecer lazos afectivos con nuestra familia, con los amigos y en nuestro ambiente laboral. Sin embargo, cuando el comer se convierte en un acto obsesivo y angustiante que nos impide sentirnos plenos y satisfechos, o en un instrumento para compensar una pérdida, la soledad, el abandono, la frustración o la ira,  podríamos estar en la presencia de un trastorno en la alimentación.
Estos trastornos nos lleva a relacionamos con la comida de una forma inadecuada. En unos casos, la necesidad de comer es obsesiva, por lo que no es posible controlar la ingesta si no pueden conectar su necesidad de comer con sus estados emocionales. En otros casos, hay un temor intenso a engordar, por lo que llega a convertirse en una obsesión el controlar el peso, o, hay una actitud a comer compulsivamente produciéndose episodios de atracones de comida.
Para enfrentarlos y combatirlos, será necesario diseñar un plan multidisciplinario que además del aspecto nutricional, abarque el tratamiento de la alteración del estado de ánimo, el fortalecimiento de la autoestima y la valoración de la propia imagen corporal. Además, que respete los gustos particulares y haga sentir bien, porque estar saludable es la mejor expresión del amor a uno mismo.

Lic. Ligia Valenzuela, M.A.
Psicóloga Clínica-Terapeuta Familiar
Diplomado en Violencia Intrafamiliar


Cuando el comer se convierte en un acto obsesivo y angustiante que nos impide sentirnos plenos y satisfechos, o en un instrumento para compensar una pérdida, la soledad, el abandono, la frustración o la ira, podríamos estar en la presencia de un trastorno en la alimentación. #LigiaCambio #BienestarFamiliar

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