Y lo cierto es que se ha encontrado
una relación importante entre los estados de ánimo que se originan a partir de
la forma como nos enfrentamos a las circunstancias de la vida, la valoración de
la propia imagen corporal y la forma como actuamos frente a la comida.
Al nacer, la comida se convierte en
el vínculo de apego más importante entre la madre y el recién nacido, de ahí la
gran importancia que se le ha dado a la lactancia materna. Recordar “la comida
de mamá” es uno de los actos que traen más recuerdos agradables, si se vivió
una infancia sana y nutridora.
En la actualidad, además de llenar
una necesidad biológica, es decir, obtener una alimentación adecuada, el comer
es un acto social que permite fortalecer lazos afectivos con nuestra familia,
con los amigos y en nuestro ambiente laboral. Sin embargo, cuando el comer se
convierte en un acto obsesivo y angustiante que nos impide sentirnos plenos y
satisfechos, o en un instrumento para compensar una pérdida, la soledad, el
abandono, la frustración o la ira, podríamos estar en la presencia de un
trastorno en la alimentación.
Estos trastornos nos lleva a
relacionamos con la comida de una forma inadecuada. En unos casos, la necesidad
de comer es obsesiva, por lo que no es posible controlar la ingesta si no
pueden conectar su necesidad de comer con sus estados emocionales. En otros
casos, hay un temor intenso a engordar, por lo que llega a convertirse en una
obsesión el controlar el peso, o, hay una actitud a comer compulsivamente
produciéndose episodios de atracones de comida.
Para enfrentarlos y combatirlos, será
necesario diseñar un plan multidisciplinario que además del aspecto
nutricional, abarque el tratamiento de la alteración del estado de ánimo, el
fortalecimiento de la autoestima y la valoración de la propia imagen corporal.
Además, que respete los gustos particulares y haga sentir bien, porque estar
saludable es la mejor expresión del amor a uno mismo.
Lic. Ligia Valenzuela, M.A.
Psicóloga Clínica-Terapeuta Familiar
Diplomado en Violencia Intrafamiliar
Cuando el comer se convierte en un acto obsesivo y angustiante que nos impide sentirnos plenos y satisfechos, o en un instrumento para compensar una pérdida, la soledad, el abandono, la frustración o la ira, podríamos estar en la presencia de un trastorno en la alimentación. #LigiaCambio #BienestarFamiliar
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